lunes, junio 06, 2011

"El muerto"


Se va quedando pegado como un chicle en la suela de la bota.
Se busca continuamente quién pueda ayudar, se necesita que deje caminar con ligereza, pero ahí de quién ayuda, je, je. Pues ese chicle se pega en el nuevo inquilino, persiguiéndole, se convierte en su sombra...
En el devenir continuo, las penas se asemejan a los chicles y estas se quedan pegadas sin poder retirarse con facilidad. Quién no sabe como retirársela solicita aliento a otros que ayudarán. Se presenta el Amor, aún no siendo más que una sombra del mismo. Se presenta el dolor causado por el Amor.
Las penas del Amor pasado se le irán al solicitante, pero ahí al nuevo inquilino, se le ha quedado el dolor causado por el desamor que acaba de vivir y que se ha confundido con el Amor. Esa pena se le instalará en a ese nuevo inquilino que también les perseguirá. La cadena tiene su continuidad.
“Ese muerto” camina de mano en mano y se instala causando grandes destrozos a sus moradores:
A veces, “ese muerto” se deshace, como el chicle,  duplica su contenido duplicando el número de dañados.
No recuerdo muy bien que líquido o mejunje es bueno para retirar ese chicle del zapato, me pregunto que bálsamo muele “ese muerto” que se lleva dentro.
Me respondo que quizás sea esa renovación constante de nuestra materia la que pasado un tiempo elimine lo pesares,  deje volar otra vez el Alma, tras un trecho de caminar y reposar elimine lo pegado...
Cuanto me gustaría que tirásemos los chicles a la papelera, hagamos el favor…

viernes, abril 22, 2011

Carga bien tu barca !!!!!!!!


Es el Alma el que navega en su barco de cristal. En el deposita su equipaje y con el se dirige por el río de la vida.
Se hace grande con el paso de los años aunque hay quién con el oleaje del agua y con miedo de perder lanza por la borda mucho del esqueleto de lo que es.
También hay quién viaja tan ligero que avanza como si fuera con motor, tan rápido que no se refleja en las aguas por donde pasa, ni observa la belleza de donde va.
Algunos, por el contrario, con su alma tan pesada parece que esta les hundirá y algunos de ellos ahí que naufragan marchándose con los cangrejos. Esos en el momento de su marcha en vez de arrojar el equipaje lo lanzan al aire para que se disperse por las nubes y vaya hacia otras almas que seguro lo agradecerán.
Son estos tiempos livianos donde la gente cambia con tanta frecuencia de opinión y tiene poco peso su Alma, esas barcas que navegan con rapidez.
Pero también hay en el río quién navega con ese coraje de indio americano, con su peso y su personalidad, demostrando que es su Alma la que le guía en su destino y hasta el final del camino, que como no puede ser otro será el de la llegada al Mar.